domingo, 3 de mayo de 2009

Pastel de coco en Viena

Seguramente pensáis que os quiero tomar el pelo si os comento que lo primero que queríamos ver en nuestro "viaje-de-presentación-de-libro-2009" a Viena era la compañía de electricidad "Fernwärme Wien", ya que las compañías de electricidad no suelen tener fama de ser un deleite para el ojo. Sin embargo, cuando vimos desde el metro ese edificio pintado e inspirado en la obra del arquitecto Hundertwasser con su diversidad de colores, formas juguetonas, sorpresas y espejos reflejando la luz del sol supimos que íbamos a bajar para verlo de cerca. Vale la pena:


¿Qué más destaca de ese viaje?

Sin duda la multitud de cerezos en flor, dos libros de Agatha Christie que esperaban ser descubiertos por nosotros en un muro al lado de un contenedor de basura, el castillo Belvedere bañado en la luz del crepúsculo con sus grandes jardines, gente haciendo footing y refrescante silencio (por cierto, es el castillo que se ve en la moneda de 20 céntimos de Austria).


Lo más bonito de la primera presentación fue cuando uno de los estudiantes se me acercó para saber: "¿Cómo se le ocurre a uno la idea de apuntar una historia?" Era mi décima presentación y uno está muy equivocado si cree haber escuchado ya todas las preguntas... La pregunta de ese niño me parece bastante curiosa. Me puse a pensar y le contesté: "Algún mensaje tiene que ser tan importante para tí que quieres transmitirlo." Asintió con la cabeza, me sonrió y desapareció entre los otros noventa alumnos. La segunda presentación la relaciono con risas, un ambiente muy relajado (aprox. 20 estudiantes) y muchos colores (como la compañía de electricidad :)) Rosas amarillas, una tarjeta con girasoles, detrás mía estanterías repletas de libros, profesoras increíblemente simpáticas... Nada más terminar, dos de ellas nos llevaron a una mesa con pastel de coco y zumo escondida entre paredes llenas de libros, o sea, de ese viaje a Austria destacan los detalles y la amabilidad; destacan los parques y por supuesto el juego de colores de esa fuente con su murmullo:

Lo que menos me gustó era el teclado alemán de los ordenadores - me hice un lío con la `z´ y la `y´, echaba de menos la tecla de la `ñ´y me sorprendió ver la `ä´, `ö´, `ü´, `ß´. Y allí, en medio de Viena me acordé de los problemas que tenía hace diez años en un cibercafé en Málaga al tener que acostumbrarme al teclado español...

1 comentario:

  1. Rechórcholis, qué ganas me dieron de estar ahi, Hundertwasser me encanta, muchísimo. Gracias por llevarnos a viajar contigo.

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