El camino a Júzcar, un pueblo de la serranía de Ronda de 250 habitantes, tiene guasa. Hay que estar preparado para muchas curvas, poco espacio y conductores con ganas de pisar el acelerador (juzcareños supongo, que conocen el camino como la palma de su mano). En fin, se nos presenta una carretera de montaña un poco mordedora pero a menudo el camino al país de la imaginación es especial, o sea, ¿por qué iba a hacer el camino al pueblo de los Pitufos una excepción?
Nos entró la risa – faltaba la l final, pero quién sabe…¡podría ser una nueva versión andaluza! Con el andalú nunca se sabe. Y nada más pasar por un pequeño bar en el que había una familia sentada alrededor de una mesa el señor nos saludó (en los pueblos se saludan siempre, propios y extraños) y nos dijo de pronto: “¡Yo zoy Gargamé, de verdá, zi no mirá la foto, mirarla!”. Imaginaos nuestra sorpresa. Nos enseñó una foto del digamos “estreno del pueblo azul” donde apareció con un diente pintado de negro y un gatito atigrado en brazos. Charlamos un poco y en un abrir y cerrar de ojos había desaparecido en la puerta de enfrente y volvió con su traje “Gargamé”.
Júzcar pertenece a los pueblos blancos de Andalucía, así que aún nadie sabe lo que va a pasar con la pintura en el futuro. ¿Será azul para siempre? ¿Será blanca de nuevo porque lo dice la ley? Lo único que se sabe de momento es que los pitufos tienen su alojamiento fijo hasta el próximo otoño. Después puede que les toque una mudanza… En mi opinión sería una gran pena perder el pueblo azul. O sea, ya que ha venido y lo tenemos en Andalucía debería quedarse aquí. A fin de cuentas en el menú andalúz son muy populares los pitufos (los bollitos chicos con aceite, tomate o lo que sea) para desayunar e imaginaos la de cosas que se podría organizar y hacer en el pueblo azul…
Convertiría los arbustos en pitufos, ofrecería en los restaurantes platos especiales con los pitufos, postres azules y algo por el estilo. Se podría reformar el parque infantil del pueblo con estos personajes y sus casas de setas, preparar conciertos y festivales, decorar el pueblo con figuritas, organizar concursos de dibujo, etc.
¡Ojalá Júzcar mantenga su piel azul! Va a atraer a todo el mundo con su encanto especial. Incluso si empiezan a llegar autobuses uno tras otro, a lo mejor hasta les arreglan la carreta y la ponen un poco más anchita y de mejor pavimento.
En esta entrada tenéis una pequeña selección de nuestras fotos (mañana os subo más). No os contaré cuántas fotos sacamos en total, jeje, más de siete seguro… Si tenéis la ocasión de ir a Júzcar no lo dudéis y ya me contaréis cuántas fotos sacasteis.
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